jueves, 16 de abril de 2009

We'll always have...Munich?


-La pobre señora contó que ella iba en un mototaxi, mientras que su hijo la seguía en una bicicleta-relata mi madre la notica que había visto por la televisión en la mañana-El mototaxi pasó un poste y justo después uno de los cables se desprendió, le cayo encima al niño y lo mató.

Dicho esto, ella me ve con los ojos bien abiertos, la mirada fija y en la boca una expresión de quien aun tiene palabras atoradas tratando de salir. Me mira, como quien espera que pase algo.

-Pobre señora- dije finalmente para tratar de complacerla.
-Si, pobre -me contesta y vuelve los ojos a su lectura.

Al parecer el cable que alcanzo al pequeño, haciéndole saber en un segundo los años de lucha del hombre para traer la electricidad a las ciudades, le había impactado mucho. Pero algo me decía que eso no era todo, había mas.

- No somos nada-dice al fin volviendo a poner su mirada en mí, pero esta vez es una mirada triste y que añora, como esas miradas de Ingrid Bergman en Casablanca. Podría jurar que por un momento vi a mi madre en blanco y negro y escuche “As time goes by” en mi cabeza.

Entonces lo veo, veo que es ese “algo” faltante. Yo, a mis veintitrés años, estoy consciente de aquello de “no saber ni el día, ni la hora”. La idea no me sorprende, ya no. A ella por su parte, a sus cincuenta y un años aun le sorprende la fragilidad de la vida. Le sorprende y le asusta a tal grado de no dejarla dormir por las noches.

Me gustaría decir que la envidio, pero a decir verdad…

Trato de recordar cuándo me sentí así, me pregunto cuándo uno siente miedo. Creo que uno siente miedo cuando piensa que tiene algo valioso y va a perderlo. Entre mas importante sea este algo, mas miedo se tiene. Por otro lado, el pensar que se tiene algo valioso, no es lo mismo que realmente tenerlo.

¿Sabes algo, madre? De la forma que sea, tal vez si te envidio después de todo, pero un suspiro es solo un suspiro.

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