Soy amante de participar en coincidencias. Lo considero 30 mil veces mejor a originar desencuentros. Me gusta tanto que a menudo pienso si podria ser patologico. Disfruto hablar con la gente y aun mas cuando se me confia a tal grado de mostrarme la parte obscura, la secreta, la que se presenta a media noche y generalmente compartiendo una cama. Los tintes sexuales no son imperativos, pero frecuentemente acompañan de alguna forma estas confesiones. Creo que es como tratar de encontrar una correspondencia entre las intimidades fisicas y las no palpables.
Desnudar el alma y quitarse la ropa.
Cuando todo esto pasa, es como si en medio de la obscuridad y entre las sabanas, una luz nueva y hermosa comenzara a brillar. Esa luz por si misma es todo un fenomeno a contemplar, y a la vez ilumina una parte del todo y me permite conocer una pequeña porcion mas de la humnanidad a la cual pertenezco, permitiendome pues conocerme a mi misma.
Todos los conocimientos y experiencias previas entre esa persona y yo se fusionan en ese momento. Todo viene a mi mente, las risas, los viajes en carro, el cafe, el cine, la chispa en sus ojos, su aroma, la forma en que la luz del sol viaja a traves de su pelo...
Y una conexion se crea. El tiempo pasa, la piel se hace menos joven, pero el recuerdo de ese momento no se desvanece, porque es el recuerdo no solo de la mente, sino tambien del alma.
Por las noches, donde quiera que esté, me gusta recurrir a los recuerdos de esos momentos y aun cuando esas personas estan a millas de distancia, vienen y me encuentran aqui en mi cama para hacerme compañia. Vienen volando y me encuentran, a traves de la noche, a traves de los mares...
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